FUNCIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS Y PROCESIÓN EXTRAORDINARIA DE LOS SERVITAS DE CÓRDOBA

En unión de las diversas órdenes seglares servitas, hermandades y grupos laicos de Andalucía participamos en la solemne celebración de la Eucaristía que tuvo lugar el pasado sábado día 9 en la Catedral cordobesa y que presidida por el Sr. Obispo se ofreció en Acción de gracias por las Bodas de Oro de la Coronación de la imagen de Nuestra Señora de los Dolores de la hermandad servita de Córdoba. Posteriormente acompañamos corporativamente a la Imagen de la Señora en su procesión de regreso al Hospital de san Jacinto.

La coronación canónica de Nuestra Señora de los Dolores - primera imagen de la ciudad  que recibió tan alta distinción-  partió del obispo Fernández Conde, quien profesaba una gran devoción a la titular de la hermandad. La petición elevada a la Santa Sede va a ser concedida mediante el breve pontificio de Pablo VI fechado el 20 de octubre de 1964. Un triduo en la Catedral precedió a la ceremonia de la coronación canónica que tuvo lugar el domingo 9 de mayo de 1965 en la glorieta de los Alféreces Provisionales al comienzo de la avenida Conde de Vallellano. Al acto asistieron miles de cordobeses. La misa solemne fue presidida por el cardenal Bueno Monreal, arzobispo de Sevilla los obispos de Córdoba monseñor Fernández Conde y de Jaén Monseñor Romero Menjíbar. También estaba presente el auxiliar de la archidiócesis de Sevilla monseñor Cirarda Lachiondo. La imposición de la corona fue acompañada de la suelta de numerosas palomas.

La congregación servita se estableció en Córdoba por Patente del Padre General de 1699. En cuanto a la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, en noviembre de 1717 la hermandad encargó la hechura de una imagen al escultor Juan Prieto. A finales del siglo XIX se le abrieron las manos adoptando la actitud con que la conocemos en la actualidad.



Hoy día la Virgen es una imagen de talla completa, ya que con motivo de su coronación canónica en 1965, el obispo Fernández Conde entendió que no era litúrgico coronar un candelero, por lo que se encargó un cuerpo a Juan Martínez Cerrillo, que se inspiró para su trabajo en el de la Verónica de Murcia, de Francisco Salcillo. Sin embargo su fisonomía no cambió ya que se siguió venerando como imagen de vestir, con brazos articulados. El característico rostrillo que lleva está realizado en malla de oro y pedrería por Ángel Redel Sánchez, al igual que la diadema de oro y perlas y el abigarrado joyero del pecho.