En esa época
junto a la capilla estaba la casa del cardenal Pietro Capocci, en sus establos
existía un pozo en el que una noche parece se arrojó un criado debido a la
depresión que sufría, y el agua del pozo emergió con fuerza, arrojando fuera a
este hombre. Una imagen de Nuestra Señora apareció flotando en el agua, que
desapareció tan pronto como se retiró la imagen. El papa Alejandro IV lo
declaró un milagro, y ordenó la construcción de una capilla en ese lugar.
Inocencio VIII hizo construir la iglesia actual, en un proceso que abarcó de
1491 a 1513.
La iglesia
es de título pontificio y tiene instituido un cardenal presbítero Titulus S.
Mariae in Via, que fue instituido en 1551 por Julio III, entre los que se
encuentra san Roberto Belarmino.
Hoy en
día, existe una capilla con un altar a
la entrada de la iglesia donde se encuentra el pozo, visitado por multitud de
fieles que beben el agua, como también realizan los pontífices romanos porque
esta agua parece haber producido muchos milagros.