La Iglesia católica inició la tradición del Año Santo con el
Papa Bonifacio VIII, en el año 1300. Este Pontífice previó la realización de un
jubileo cada siglo. Desde el año 1475 – para permitir a cada generación vivir
al menos un Año Santo – el jubileo ordinario comenzó a espaciarse al ritmo de
cada 25 años. Un jubileo extraordinario, en cambio, se proclama con ocasión de
un acontecimiento de particular importancia.
Los Años Santos ordinarios celebrados hasta hoy han sido 26.
El último fue el Jubileo del año 2000. La costumbre de proclamar Años Santos
extraordinarios se remonta al siglo XVI. Los últimos de ellos, celebrados el
siglo pasado, fueron el de 1933, proclamado por Pío XI con motivo del XIX
centenario de la Redención, y el de 1983, proclamado por Juan Pablo II por los
1950 años de la Redención.